Jesus doesn't want me for a sunbeam

miércoles, 11 de febrero de 2015



" I haven't felt the excitement of listening to as well as creating music
 along with reading and writing for too many years now.
 I feel guity beyond words about these things"



Fernando acudió a solicitar ayuda por dependencia a etanol, cocaína crack y tabaquismo. Durante la entrevista relataba sus patrones de consumo y se notaba muy avergonzado, triste, decepcionado de sí, casi sin notarlo comenzó a hablar, sin justificarse de las extenuantes jornadas laborales, de la crisis vocacional por la que estaba cursando, del salario que describe como adecuado para sostener su estilo de vida, de los abusos verbales de su pareja, el acoso y la degradación derivados de los constantes celos y las ausencias por el consumo de drogas, del tráfico de ida a su trabajo y el tráfico de regreso, de lo mucho que le molesta la corbata y que los fines de semana se dedica a su “familia”, estar en casa, de repente
salir a comer, de vez en cuando visitar a sus suegros donde abunda el alcohol y la comida, agrega que esos días trata de descansar para iniciar de nuevo el lunes.

Mientras escuchaba a Fernando pensaba en Sísifo, como lo relata Camus “los dioses habían condenado a Sísifo a hacer rodar sin cesar una roca hasta la cima de una montaña, donde la piedra volvía a caer por su propio peso. Habían pensado con alguna razón que no hay castigo más terrible que el trabajo inútil y sin esperanza” lo aterrador de este castigo es que él condenado no tenía conciencia de lo inútil de esta tarea y en cada nuevo intento internamente él creía que su esfuerzo prosperaría.

Cuando le pregunté a Fernando sobre algún pasatiempo, amigos, alguna actividad que disfrutara miró al piso francamente abatido sin poder responder y repetía la pregunta para sí "¿Qué me gusta?"; expresó sentimientos de inadecuación y franca desesperanza, no podía definir sus emociones. Argumentaba que salía muy tarde del trabajo y que todo estaba cerrado, sus hijos y esposa dormidos y que en esos momentos es cuando empieza a beber y consumir crack, después debía levantarse temprano y ellos seguían dormidos "a veces creo que no los conozco"

El Estado Afectivo en Fernando se singulariza en lo anímico, como relata Freud “por una desazón profundamente dolida” sin embargo no existe una cancelación del interés por el mundo exterior, para él el mundo externo engloba todo el sentido de su existencia pero en lo interno carece de sentido.

Se observa así mismo enajenado por una serie de rutinas que le proveen "satisfactores" pero poca satisfacción, lo aíslan y abisman en una sensación de soledad inacabable de tal forma que las sustancias se convierten en su única forma de acceso al goce, al final del día un goce sádico que es el conducto para experimentar libertad, una libertad sin límite.

Como expresó Benedetti:


Tengo una soledad
tan concurrida
que puedo organizarla
como una procesión
por colores
tamaños
y promesas
por época 
por tacto
y por sabor.


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